Y agregó: “Nunca me afilié ni emocional ni literalmente a ningún partido político porque me parece que eso implicaría un tipo de obediencia y verticalidad que yo no estoy dispuesta a asumir, porque quiero seguir sintiendo siempre la libertad de apoyar o criticar lo que sea”.Luego, dijo que “el ataque no mermó para nada” sino que “se profundizó porque ahora, cuando aparecen casos de corrupción, determinan que sos cómplice por haber apoyado alguna medida, cosa que me parece una locura que no merece ninguna explicación”.“He percibido que últimamente hay una especie de demonización que es preocupante”, remarcó. Hay un descreimiento en general de que uno puede tener compromisos, apoyos o críticas desinteresadas”. “Son precios que para mí igual me resultan más baratos que no decir lo que pienso, así que me la banco”, concluyó.