Luego, dio detalles de su dura realidad: "Por la famosa trombofilia: tengo eso. Por entonces era algo que no se conocía como ahora. Me fueron pasando los años y recién pudimos concretar la llegada del segundo hijo diez años después. Perdí varios embarazos. Uno de ellos muy avanzado. Después perdí otros en varios tratamientos. Es una decisión personal de poner el cuerpo, más una decisión familiar."En este caso, nosotros teníamos otro hijo, y era complejo. El más grande vivió unembarazo que avanzó, avanzó, esperó a su hermana, y finalmente no llegó. Explicarle eso fue difícil. Y después, cada nuevo proyecto era la esperanza de... Y otra vez no, y otra vez no. Era una situación sensible pero siempre estuvo la decisión de intentarlo y que íbamos a hacer todo lo posible para que sucediera. ¡Y sucedió!", agregó, feliz.Y continuó con su relato: "Cuando mi hijo más grande se iba al colegio, venía, me abrazaba y muchas veces me preguntaba si este bebé iba a nacer. Estuve en cama los nueve meses, anticoagulada, pero era la realidad que no tocaba".Se refirió también a cómo siente la diferencia de edad entre sus pequeños: "La siento en el cansancio, en cómo era como mamá con mi primer hijo, que hoy tiene catorce años, y cómo soy con este, de cuatro. En lo que puedo compartir o en lo que comparto es bastante diferente. Y en cuanto a la relación de ellos, es muy emocionante porque se aman. Para mi hijo más chico, su hermano es más importante, incluso, que sus padres. ¡Su vida es su hermano! Y cuando los veo juntos siento que yo podría no estar, que ellos se tienen, y eso es hermoso", finalizó.