Una vez presentados, los jurados se sentaron en círculo. Luego entró Dady Brieva y anticipó que esto será un juego, pero siempre sale algo más. Brieva fue presentando temas sobre los cuáles hablar; así se sucedieron tópicos como "una historia de amor que los haya conmovido"; la seducción de Tinelli; una rara experiencia sexual, los defectos propios y la envidia o admiración sobre sus compañeros del jurado. Bajo estas premisas, se produjeron momentos intensos y emotivos (no faltaron abrazos ni lágrimas de emoción), con el relato de anécdotas y experiencias de vida de los jurados, y también con sorpresivas declaraciones de admiración mutua y pedidos de disculpas (Mendoza a Barbieri, Barbieri a Polino). De esta manera, "La terapia del jurado" conducida con solvencia por Dady Brieva, reveló un perfil más "humano" de los jueces; más cercano a la arena de la cotidianeidad del común de la gente, que al frío firmamento del estrellato artístico.