La Jungla del Poder

Volver a 2001: el debate vintage de la "casta política" y el dato que puede cambiar la elección

Crisis económica, voto bronca, blindaje, dolarización, "qué se vayan todos", FMI, superministros y piqueteros que agitan. El debate político se metió en la máquina del tiempo. ¿Atrapados sin salida?
Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Volver a 2001: el debate vintage de la casta política y el dato que puede cambiar la elección

-¿No te gustan los políticos?

-Me gustan dos o tres. No creo que el sistema funcione.

-¿Cómo lo harías funcionar?

-Haría un sistema en el que los políticos se sentaran a discutir el problema, decidieran lo que le conviene al pueblo y lo hicieran.

-Eso es lo que se hace. El problema es que no siempre se llega a un acuerdo.

-Deberían obligarlos…

-¿Pero quién va a obligarlos?

-No sé, alguien… alguien muy sabio.

-Eso sería una dictadura absoluta.

-Si funciona, ¿cuál es el problema?

Este diálogo parece salido de la Argentina actual, pero pertenece al Episodio 2 de la Guerra de las Galaxias. Se da entre un joven Anakin Skywalker y Padme Amidala. Para los que no vieron la saga, Anakin -tiempo más tarde- se transformó en Darth Vader, jefe militar de un imperio autoritario que destruía planetas enteros y provocó una guerra interplanetaria. Una historia que fue creada hace 50 años, pero que mantiene vigencia en los debates.

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Episodio 2 de la Guerra de las Galaxias, una película que sirve como analogía de la Argentina.

Episodio 2 de la Guerra de las Galaxias, una película que sirve como analogía de la Argentina.

La Argentina retrocedió muchos años en su debate político. Probablemente, por los sucesivos errores de su “casta”. Por primera vez en 20 años, un candidato presidencial retoma una consigna que se popularizó en 2001 y la hace suya: Javier Milei, en su “tour por la libertad”, en Santa Fe cantó junto a sus militantes "que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.

En muchos sentidos estamos peor que en el 2001. Los indicadores monetarios son peores que los previos al Rodrigazo”, reflexionó.

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Un día más tarde, Milei anunció desde Córdoba que ya tiene redactado el proyecto para dolarizar la economía en dos años.

El boom de los debates vintage no alcanza solamente a la Libertad Avanza. Esta semana, Patricia Bullrich lanzó lo que es su principal propuesta económica para los primeros días de gestión: levantar el cepo cambiario apenas asuma y fortalecer la moneda a través de un “blindaje”.

Una idea que ya se usó dos veces: el “Blindaje 2001” era un préstamo internacional que iba a mantener la Convertibilidad y evitar una devaluación del peso.

Así lo presentaba el presidente De La Rúa en diciembre de 2000:

  • “A partir de esta extraordinaria operación económica podemos crecer espectacularmente y comenzar a generar los empleos que necesitamos”.
  • “La Argentina ya no tiene riesgos. Es segura y previsible. 2001 será un gran año para todos”.
  • “¡Qué lindo es dar buenas noticias!”.
Spot de Fernando De La Rua Que lindo es dar buenas noticias 2001 V-09405 DiFilm

Después de eso las reservas siguieron bajando, la crisis económica y social se profundizó, el Gobierno de la Alianza perdió las elecciones y se produjo el estallido.

En el medio, se intentaron otras reformas como el “déficit cero” bajando 13% a jubilados y empleados públicos. Una de las voceras de esa ley fue Patricia Bullrich, que era ministra de Trabajo.

Si Juntos por el Cambio y Milei buscan en 2001 la solución a los problemas, el oficialismo no está mucho mejor: en aquel entonces, un superministro de economía -Domingo Cavallo- pasó a ser el hombre clave del Gobierno y a encarar una negociación (supuestamente) dura con el FMI para que los ayudara a terminar el mandato de la mejor manera posible… cualquier parecido con la realidad.

A todo esto también -como en 2001- reapareció Luis D’Elía con una “profecía”: “Probablemente, mañana (por el viernes) el oficialismo se quede sin candidato y sin ministro. Chau Massa". Un mensaje divino que ayuda a la pacificación nacional.

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Los riesgos del blindaje y el exceso de confianza

“Cuando lleguemos al Gobierno va a haber una lluvia de inversiones”, decía Mauricio Macri.

Según su mirada, el principal problema del gobierno anterior al suyo -el de Cristina- era de confianza. Con él en el poder, todos iban a confiar, traer sus dólares, invertir en el país y muchas cosas más. La realidad es que nada de eso pasó.

Con ese exceso de confianza, el expresidente Macri anunció la vuelta al FMI en 2018. El dólar había pasado en pocos días de 17 a 23 pesos y se complicaba la posibilidad de tomar nueva deuda para sostener el déficit fiscal. Así, Macri planteó: “De manera preventiva he decidido iniciar conversaciones con el Fondo Monetario Internacional”.

Era un blindaje con otro nombre. Prometió que la plata que ingresara iba a ser para mostrar que el Gobierno tenía poder de fuego ante una corrida. Pero que no iba a ser necesario usarla. Pero se usó. Fueron 45 mil millones tirados a la basura y que ahora hay que pagar.

Cerca de Bullrich planteó lo mismo Hernán Lombardi, que también fue ministro de Macri: “Hay que acompañar a ese blindaje negociado con el FMI con un recorte del gasto público y un plan macroeconómico para generar credibilidad”, planteó.

Todo parece solucionarse con alguien creíble en el poder. Y todos creen que son ellos; aunque en realidad no es nadie.

El álbum de figuritas de “Horacio”

Cada uno sigue con su juego. Rodríguez Larreta sigue sumando figuritas a su álbum como si eso pudiera hacer ganar una elección. Jaime Durán Barba -hoy asesor en las sombras de Horacio- escribió muchas veces que la sumatoria de actores políticos o dirigenciales acompañando a un candidato nunca suma, sino que resta.

Larreta logró el apoyo explícito de Rodrigo de Loredo, excandidato de Córdoba que los hizo ir al pedo a la provincia a un festejo que no fue. De Loredo integra Evolución Radical, el espacio que encabeza Martín Lousteau a nivel nacional. Aunque en su discurso es de los duros -y se lo ve en sus posiciones mucho más cerca de Bullrich- no le quedó otra que respaldar a Larreta.

Facundo Manes, que estuvo en carrera hasta unos días antes del cierre de listas, en los últimos días salió a apoyar a Lousteau en la Ciudad. Sería un primer gesto para después apoyar la candidatura de Larreta.

Este domingo hay elecciones en Chubut. El favorito, según las encuestas, es Ignacio Torres, de Juntos por el Cambio. Va a ser el anfitrión de otra foto de unidad. Cerca de Larreta dicen que unos días después de la elección va a anunciar su apoyo.

En el espacio también miran con atención los movimientos de Rogelio Frigerio, candidato a gobernador de Entre Ríos. Algunos dirigentes plantean que en las próximas horas va a blanquear su apoyo a Larreta. Cerca de Frigerio lo niegan: “Necesitamos a los dos para ganar”.

Hablando de apoyos, en las últimas horas Roberto García Moritán decidió bajar su precandidatura a jefe de gobierno porteño y apoyar a Jorge Macri. Se estaban robando votos mutuamente con chances de que Lousteau le terminara ganando la PASO a Macri.

A24.com había anticipado antes del cierre de listas que Jorge Macri quería sumarlo a su espacio. No se dio en ese momento. Ningún dirigente político se baja a cambio de nada. Es probable que Moritán tenga algún cargo en un futuro gobierno del primo Jorge. Habrá que revisar en “los ravioles” del organigrama estatal qué puesto le cierra mejor. Si gana Jorge, seguramente quedará vacante el ministerio de Desarrollo económico que hoy está a cargo de gente de Lousteau.

¿Qué puede pasar en agosto?

Una encuesta que no se difundió de la Universidad de San Andrés -y a la que tuvo acceso A24.com- revela un dato llamativo. Se les preguntó a los encuestados en qué momento toman la decisión de a quién van a votar.

Un 26,9% de la gente decide su voto una semana antes de la elección o menos.

De estos:

  • 5% lo decide 7 días antes.
  • 13,1%, unos días antes.
  • 8,8%, en el cuarto oscuro.
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Atención con eso: todo el trabajo de encuestas que se puede hacer los días previos queda invalidado cuando un cuarto de la población decide de esta manera. La moneda está en el aire.

Debate: ¿de qué tiene que vivir un político?

Esta semana se dio otro debate interesante en torno a la “casta”.

Nuestra colega de A24 Mariana Contartessi presentó un informe sobre el Dipy, precandidato a intendente de Milei en La Matanza. “En vez de estar en La Matanza haciendo campaña, estuvo en Buzios. De campaña en La Matanza, ni lo ven aparecer”, señalaba.

El Dipy contestó autoritariamente vía Twitter: “Estuve en Buzios y Montevideo haciendo shows porque vivo del sector privado y con eso comen mis hijos. No vivo como ustedes de la pauta y de Massa”, escribió.

Breve comentario editorial para cerrar la columna de hoy. Vivir del Estado no es mala palabra. Cualquier profesional que quiera ser el mejor en lo que hace tiene que dedicarle tiempo a su tarea.

Para dedicarle tiempo a su tarea, tiene que vivir de eso (o ser rico por herencia). Si no se dedica full time (porque tiene que vivir de otra cosa), el fruto de su labor va a ser necesariamente mediocre.

¿Messi podría ser Messi si en lugar de jugar profesionalmente tuviera que trabajar 8 horas por día en una oficina y jugar al futbol en sus tiempos libres? Es cierto: los políticos argentinos no son Messi; tampoco todos los jugadores de fútbol profesional son Messi.

Los “Messi” (en cualquier ámbito de vida) se construyen con mucho trabajo, disciplina, esfuerzo y muchas horas de dedicación.

Los problemas de la Argentina necesitan políticos profesionales que le dediquen 24 horas por día a solucionarlos. No dirigentes que hagan política como hobby, en algún huequito que les deja su trabajo en el “sector privado”.

Quizás una de las mayores lecciones aprendidas de 2001 es que no existe el “que se vayan todos”. Alguien tiene que gobernar. Y esas consignas quedan reducidas a algún espacio marginal universitario.

¡Qué La Fuerza nos acompañe!

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