Lanata ya había anunciado que a mediados de diciembre partiría hacia Miami en busca de nuevos aires y de una renovación laboral. Pero su esposa, quien en una entrevista a NOTICIAS hace tres años reconoció estar cansada de la adicción al trabajo de su marido, habría estallado al enterarse que Lanata tomó esta decisión sin consultarla, según fuentes cercanas a la pareja. Los protagonistas, sin embargo, desmienten esta crisis, asegurando que la negativa de Sara a viajar fue una decisión consensuada y que el amor sigue en pie. En marzo del año próximo, podría viajar cualquiera de los dos a visitarse.En pocos días, Sara abrirá su propia galería de arte en el barrio de Recoleta a la que llamará “Punto Kiwi”, en alusión al sobrenombre que le puso su esposo. Por su parte, Lanata se mantiene firme en una decisión que considera clave para poner en marcha el mega proyecto de periodismo digital en el que viene trabajando desde hace un par de años. Lo concreto es que la pareja enfrentará un 2016 separada por miles de kilómetros.Hasta hace días, Miami esperaba el pronto arribo de Jorge Lanata y su familia. El departamento que alquiló el periodista está listo para recibir a sus nuevos habitantes y para convertirse en la oficina central de este proyecto periodístico. Pero lo que sería un hogar familiar se convertirá en un departamento de soltero. “Jorge siempre hizo lo que quiso. Sobre la relación con Kiwi, él dice que entre ellos está todo bien, que ella se queda de común acuerdo. Pero la realidad es que entre ellos las cosas no vienen bien desde hace un tiempo y que esto de querer irse fue la gota que rebalsó el vaso”, aseguró un amigo del periodista.