Tatiana Freire Sosa llegó a pesar 124 kilos producto de una obesidad mórbida y era víctima de burlas en la calles. Hoy luce diferente y ahora busca inspirar a las demás personas.
Tatiana Freire Sosa llegó a pesar 124 kilos producto de una obesidad mórbida y era víctima de burlas en la calles. Hoy luce diferente y ahora busca inspirar a las demás personas.
"¡Gorda!", me gritaban en la calle. Un adjetivo calificativo que aumentaba el peso de mis kilos y de mi alma. Gorda. Vaca. Tanque australiano. Ballenato...", aseguró Tatiana en el piso de Desayuno Americano.
Tatiana explicó que sufría de ataque y burlas -que hoy en día conocemos como el bullying- de sus compañeros durante su etapa en la escuela y la universidad en Argentina debido a su sobrepeso que bordeaba los 124 kilos. "Mi peso me privó de experimentar la ilusión del amor adolescente. Nunca me buscaran en la puerta del colegio ni me dieron besos a escondidas", agregó. Todo cambio en el momento de conocer a Belén, quien también sufría de obesidad mórbida, y ella aconsejó a Tatiana de no rendirse por esta delicada situación y le recomendó hacer un bypass gástrico para reducir su peso. "Traté de no encontrarme con sus ojos, pero resultó inútil cuando exclamó: "Yo antes era como vos". La miré con resentimiento, sin entender que sus palabras venían desde un lugar poco conocido por mí. También tenía sobrepeso, pero pude cambiar", insistió.
"Sin entender a qué quería llegar, le ofrecí un tímido "¿Ah, sí?", invitándola a seguir mientras decidía si debía darle lugar o si debía agregarla a la lista de personas que se burlaban de mi peso. Le di una oportunidad y hasta hoy agradezco habérmela cruzado", manifestó Tatiana. Finalmente, Tatiana siguió los consejos de Belén y se animó a realizar la intervención quirúrgica. Los resultados fueron más que extraordinarios, ya que ahora luce una gran figura y se desempeña como periodista. "Considero el 17 de septiembre de 2014 como mi segundo nacimiento. Después de varias consultas, llantos, frustraciones e ilusiones, me operé. Fueron cuatro horas de cirugía, no podía respirar o quizás trataba de respirar más de la cuenta. Sólo recuerdo que pedí morfina y que invoqué a todos los santos", contó muy feliz.
"Ya no escucho insultos en la calle, nadie denigrándome ni haciéndome sentir que mi existencia es motivo de burla", finalizó.