"Cuando dije de irme fue lo que me salió en ese momento, el vestuario estaba destruido. Lo sentía porque no daba para más y la verdad que estoy tan acostumbrado a que me den por cualquier cosa, y bueno, que siga así", agregó.
Su vida en Barcelona: "Muy tranquilo, llevo una vida muy normal. Entreno temprano a la mañana, tenemos que estar a las diez y arrancamos a las once. El nene más grande entra a las 9 al cole, vamos con mi mujer, estamos cerquita. Lo dejamos, volvemos a casa, ya arranco para el club. Estoy hasta las 2, como y a las 4 sale Thiago de la escuela, así que lo voy a buscar los tres y arrancamos los cuatro para hacer algo hasta estirar a la noche... Lo cansamos a Thiago para que llegue, coma y se duerma. A las 9 ya está durmiendo".
"No soy de comprarle pelota a Thiago, ni obligarlo, lo dejo. Ahí en el club hicieron algo para los nenes, a ver si se enganchan, veremos".