"Me pareció genial, porque aparte, uno con el paso del tiempo va teniendo su técnica y también se va enviciando. Lo disfruté muchísimo. Es que esa es la magia de la vida: el reconocer que no sabés nada", agregó. "Tengo una constante necesidad de buscar más", remató.“Las personas envejecen espiritualmente porque tienen ganas y porque la sociedad les dice: 'no, che, tenés 52 años, ¿cómo vas a tener un hijo? ¡Si todavía soy joven! Ya lo voy a tener. Las cosas llegan en el momento que tienen que estar”.“Yo soy feliz e infeliz así. La vida es así. A mí la vida me da dado pero también me ha costado. Soy un trabajador: cuando empecé con Soda la decisión de integrarme a la banda hizo que me tuviera que ir de mi casa y no tener plata ni para pagar el colectivo. Los palos de la batería los pegaba con cinta y con cola para madera. Soy eso. ¿Para corregir? Millones de cosas".